Erramos a veces por exceso y otras veces por defecto. Quien intenta por ejemplo no caer en las redes del narcisismo imperante, puede acabar en el otro extremo, la falsa humildad, desatendiendo alguna faceta de su identidad.
Resulta tentador dejarse arrastrar por las corrientes circundantes del autobombo para evitar la discordancia, a costa de relegar nuestra verdadera fortaleza y coherencia interior. O al revés, en un vano intento de afirmarnos y demostrar al mundo nuestra valía, volvernos tan autorreferentes que no dejamos espacio para todo aquello que no gire a nuestro alrededor o nos beneficie directamente.
Pero ni en un extremo ni en el otro del péndulo encontramos el sano equilibrio entre los diferentes puntos de vista, ese noble arte de coexistir mostrando consideración por lo que no encaja en nuestros (limitados) esquemas.
Para poder vivir con cierta armonía, ¿no necesitaremos hallar alguna manera de respetar y cuidar los intereses propios sin excluir los ajenos? Es muy probable que solo en ese maravilloso toma y daca inclusivo podamos encontrarnos y caminar a través de las polaridades, como un malabarista capaz de integrar los opuestos.
noviembre 2023
El narcisismo es un tema nunca pasa de moda, ha tenido épocas de esplendor y otra de casi agotamiento, pero… desde que Internet sacó de su chistera las redes sociales, el narcisismo se ha casado con el exhibicionismo y juntos viven su época de mayor esplendor. La gente se deja hasta la vida por conseguir el “selfie” más arriesgado, exclusivo, bonito, especial, … y mostrar nuestra mejor foto; pero… si una imagen estática no colma nuestras expectativas, siempre podemos emitir nuestra vida en tiempo real al más puro estilo “The Truman Show”, para mostrar al resto del mundo lo maravillosa, estupenda y perfecta que es nuestra vida (quizá… cuando apaguemos el móvil y termine nuestro “reel” o “directo” o cómo…
Es verdad Isabel, es un difícil equilibrio, también va en relación con nuestro grado de dependencia de la opinión favorable de los demás hacia nosotros.